Ronda bodeguera (22/nov/2014)

Hacía ya varios meses que contábamos con la invitación de Andrés Rodríguez (www.la serraníanatural.com) de hacer una visita por varias de las bodegas de Ronda, al calor del libro escrito por Andrés, Relatos con vinos de Ronda (http://www.laserranianatural.com/tag/relatos-con-vinos-de-ronda/). Por un motivo u otro tuvimos que posponerla hasta que se dieron todos los factores necesarios para su realización. El plan inicial incluía la visita a la bodega de los Descalzos, de allí caminar hasta La Indiana a visitar otra bodega, allí coger luego los coches que previamente habríamos acercado, y tirar para la tercera y última, donde además nos darían de comer caliente (pagando, claro). Una ruta enólatra en toda regla.

Por supuesto, a la hora de la verdad, ese plan se mostró irrealizable y nos conformamos con hacer la visita al primero de los objetivos iniciales, la Bodega de los Descalzos Viejos, construida sobre un convento del siglo XVI restaurado por los actuales propietarios. Con ese fin, aparcamos los coches en la Plaza Pruna, junto al Tajo de Ronda y descendimos a la bodega, en la que estaba esperándonos uno de los dueños, Paco Retamero, quien nos haría de guía de la visita. Visita que se prolongó casi tres horas haciendo imposible acercarse a las otras dos bodegas previstas inicialmente. Paco nos obsequió con muchísimas historias sobre la bodega. Nos contó cómo empezaron el proyecto empresarial sin experiencia previa en el mundo del vino, cómo fueron comprando diversas parcelas, cómo fueron aprendiendo a base de tropezones y de escuchar a los expertos que iban conociendo durante el proceso, por qué escogieron unos determinados tipos de uva, cuáles eran sus planes de futuro y cien cosas más.

La explicación comenzó en la entrada de la finca, desde donde se divisa el Tajo de Ronda y el valle en el que se encuentran las diferentes fincas de su propiedad, unas 15 Ha. en total. Nos explicó cuáles eran sus pagos, cuándo habían comprado cada uno y los planes para acondicionar un camino que permitiera bajar a ellos en una ruta guiada desde el edificio de la bodega. El siguiente punto de la visita fue el jardín que ya desde el pasillo de entrada era absolutamente cautivador. Un precioso jardín en el que se ha mantenido todos los elementos posibles, con muchísima vegetación (mención especial para la parra roja que trepa por la pared del edificio), abundante agua (fuentes, alberca, estanque, nacimiento) y unas preciosas vistas. Nos demoramos largo y tendido en el jardín disfrutando de su encanto y tras recorrerlo entero nos llevaron al edificio de la antigua iglesia. La restauración del edificio se ha hecho con un cuidado y un primor admirables y dignos de agradecimiento. Han descubierto frescos bastante bien conservados debajo de otras capas de pintura puestas por sucesivas órdenes monacales y han conjugado de muy buena manera la antigüedad de los elementos originales con los instrumentos actuales que usan para la elaboración del vino (los depósitos y las barricas). Y tras la visita a la antigua iglesia llegó el momento más hedonista, el de la cata de dos de sus vinos, acompañados de buen queso y mejor jamón. Cabe discutir si ese día habíamos hecho suficiente esfuerzo para ganarnos esa recompensa pero, en cualquier caso, lo disfrutamos plenamente.
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Aún nos quedaba del plan del día recorrer un pequeño segmento de un sendero junto al río Guadalevín. Dado que era la hora del almuerzo, más bien que estaba terminando la hora del almuerzo, comimos previamente en un restaurante cercano. Desde la bodega tomamos la carretera a Sevilla, la A-374, y nos deviamos por la carretera a Benaoján y Montejaque, la MA-555. Unos 800m después del cruce salimos de la carretera y dejamos los coches un poco más adelante, junto a unas casas (identificadas en el mapa como las Huertas de la Reala). Tomamos el camino entrando en los terrenos del cortijo de El Duende. Andrés nos explicó que es un camino privado y que el dueño ha ganado en los tribunales el derecho a cerrarlo pero que suele dejar pasar a la gente por allí (http://www.diariosur.es/prensa/20061201/interior/ronda-asociacion-senderista-pasos_20061201.html). El camino va por una zona muy arbolada, primero pinar y después dominado por la encinas. El cortijo luce muy bien en lo alto de un promontorio y como nota curiosa merece la pena mencionar el mausoleo familiar que hay cerca del camino. Nosotros seguimos un poco más adelante y cruzamos el río Guadalevín. Andrés nos explicó que con la nueva depuración de las aguas de Ronda el agua del río bajaba mucho mejor, aunque no estuviera aún completamente limpia. Poco después de cruzar el río se veía el Tajo de Ronda, con el perfil de la ciudad. Andrés nos contó que el camino por el que íbamos llegaba poco después a Ronda y que incluso se podía hacer una ruta circular que nos llevara otra vez a los coches. Sin embargo, ya estaba oscureciendo y no teníamos oportunidad de completar esa alternativa, así que desanduvimos el camino por donde habíamos venido.

La ruta que hicimos después de la comida cruza varios senderos señalizados: la etapa entre Montejaque y Ronda del Sendero europeo Tarifa - Peloponeso (GR-7 E-4), la etapa 1 de la Gran Senda de la Serranía de Ronda (GR-141), la etapa 24 de la Gran Senda de Málaga (GR-249), Ronda - Estación de Benaoján, el sendero de pequeño recorrido de Ronda a Montejaque (PR-A 251), y el sendero de pequeño recorrido de Ronda a Benaoján, PR-A 253, ambos descritos en la página de la Federación Andaluza de Montañismo, en la pestaña de Málaga.

Estas son las fotos de la excursión.

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