Barranco de Jorox (24/may/2014)

Estamos de enhorabuena porque en esta ocasión la crónica ha salido directamente de la mismísima pluma de Pied Noir.

La Excursión que había programada para el mes de Mayo de 2014 era la travesía de la Cueva del Gato. Como la empresa que se dedica a ello había contestado que de momento no se estaban concediendo permisos, y en nuestra excursión de Marzo al terminar en Jorox tuvimos constancia de la existencia de un interesante descenso del barranco del mismo nombre, nos decidimos a recorrerlo como alternativa al recorrido espeleofelino. De manera que el 24 de Mayo nos presentamos en el hermoso pueblecillo para acometer el descenso.

Aunque pasábamos de la docena, a la hora de la verdad el grueso del grupo decidió recorrer una vereda que por la margen izquierda en poco rato lleva a la poza donde termina el descenso habitual del barranco. De este modo, sólo tres valientes nos decidimos a hacerlo. (Aprovechemos para insistir en el término: valientes, porque valientes son los que conociendo el peligro, deciden arrostrarlo; los que valoran un riesgo considerable y pese a ello, se aprestan, son ya osados; y los que infravaloran el peligro y se lanzan, los temerarios; así pues, dejémoslo en valientes o más bien valentines, que ya vale, pues allí nadie se jugó gran cosa, habiendo físico bastante y material adecuado...)

Seguir Leyendo Pues lo dicho, los profesores Mayorga, Cuevas y Fdez Sanmartín, innecesario precisar cuál, nos colocamos los neoprenos y arneses y pasamos al cauce en el mismo pueblecillo. Tras salvar varias pozas, hicimos varios rappeles de escasas altura y dificultad, con calor y poca agua: aunque el nacimiento de Jorox es una magnífica vena de agua constante y abundante, su desvío para riego hace que muchas veces por el río apenas corra el agua, como ese día. Así que en poco rato nos plantamos ante lo que realmente es el punto culminante del descenso, la cascada vertical que 26 metros más abajo forma una estupenda poza conocida como el Charco Azul. Ir por el cauce y de pronto ver que éste parece terminarse, y asomarse a la caída, lo cierto es que impresiona. No es lo mismo contemplar una cascada de 26 metros desde abajo que desde arriba y a punto de descolgarse por ella.

Aunque llevábamos cuerda suficiente, unos amables barranquistas que acababan de bajar nos invitaron a utilizar la suya. Así lo hicimos sucesivamente. Los primeros pasos por la superficie travertínica, con la espectacular caída a nuestra espalda, digamos que acongojaron un poquillo, hasta tomar la debida confianza. Mediado el descenso, se disfruta convenientemente; y cuando llega el último tramo, extraplomado, ya parece que lleva uno toda la vida haciendo descenso de cañones; el final es la inmersión en la poza, grata y necesaria, pues hacía calor.

Una vez realizada la travesía y reunidos con el resto, regresamos a Jorox por la vereda ascendente y ya en el poblado, dedicamos el tiempo restante hasta la hora de comer a recorrer sus vericuetos, viendo varios de los molinos y las preciosas huertas; un lugar en el que se cultivan a la vez cerezos y aguacates, entre otras muchas especies, es un paraíso frutícola especial. Y qué nísperos en su punto de maduración en las ramas de los árboles.

Comimos en Casa Antonio, personaje con cuya conversación volvimos a disfrutar, y nos volvimos a Málaga ufanos y bien alimentados.

Estas son las fotos de la excursión.

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