Sendero de las arquillas, Hacho de Antequera (22/abr/2017)

La excursión de abril, organizada por Alberto, nos llevó hasta Antequera para combinar dos puntos de interés en la ciudad, el Sendero de las Arquillas (http://www.fedamon.com/senderos/prs/archivospdf/malaga/sl51.pdf) y el Hacho de Antequera. La propuesta resultó magnífica, con un camino encantador, un día que nos acompañó y el campo en un precioso estado, muy verde y plagado de preciosas flores.

Para iniciar el recorrido fuimos en coche hasta la urbanización que hay al suroeste de Antequera, en concreto hasta la calle Federico García Lorca, donde aparcamos los coches. Ahí iniciamos el recorrido a pie hasta la calle Mirador de las Arquillas. Entramos al monte por una doble curva izquierda derecha donde el asfalto deja lugar a la zahorra. Enseguida llegamos a una primera bifurcación. Descartamos la alternativa que va al este (a nuestra izquierda), que tal vez podíamos haber usado a la vuelta, para ahorrarnos algo de asfalto. De las dos alternativas que van al oeste (a nuestra derecha), tomamos la que está más alta, la otra muere muy poco después.

El carril pasa a ser de tierra y tenemos un primer cartel que nos explica que estamos en el Sendero de las Arquillas, su origen romano y que su función era llevar agua desde el Nacimiento de la Villa a la ciudad. El sendero transcurre paralelo a la conducción de agua y está en un estado de conservación bastante bueno excepto por algunos tramos de la valla de madera, que están caídos. La conducción de agua no está al aire, es decir, no es una acequia, sino que transcurre enterrada dentro de tuberías cerámicas. El suelo del carril está infestado de restos de cerámica de la canalización, pero son modernos, hechos incluso con máquinas. Según nos explicó Ernesto, el hecho de ser una conducción cerrada provocaba que el aire que iba dentro con el agua llegara a acumularse y hacer subir tanto su presión que llegaba a reventar la canalización. Precisamente, el cometido de las arquillas era servir de aliviadero de la presión, ofreciendo un lugar de escape para el aire de la canalización.

El sendero discurre casi en llano, no en vano va en paralelo a una conducción de agua, durante unos 4km. Abajo está el cauce del arroyo de la Magdalena, del que se toma el agua para la conducción. A medio camino hay un tunel, como de 1,70 m de altura, cuyo final no llegamos a divisar. Pensamos que es una mina de agua. El paisaje es fundamentalmente la Vega de Antequera. Según vamos avanzando, se empieza a ver el campo de golf y, posteriormente, el Hotel de la Magdalena, un antiguo convento restaurado que ahora sirve de hotel y lugar de celebraciones y convenciones (https://es.wikipedia.org/wiki/Convento_de_la_Magdalena_de_Antequera). Se puede acceder al interior del hotel y ver el claustro y la capilla, que merecen la pena. También se puede tomar algo en la cafetería, aunque quizás no nos hemos ganado aún un refrigerio con la distancia que hemos recorrido. El hotel es el final del sendero. Ahí se ve ya al fondo el Camorro Alto, junto al Torcal, del que se ve parte.

Seguir Leyendo El siguiente hito es el Hacho de Antequera. Para acceder a él volvemos por el Sendero de las Arquillas. A unos 2 km del hotel hay un depósito de agua junto al que arranca un sendero en una pronunciada cuesta arriba.El sendero no está bien conservado ni parece oficial, pero se puede seguir, o al menos intuir, sin problema. La pendiente fuerte se termina pronto y llegamos a un olivar. Continuamos por el borde del olivar hacia el este, seguimos un poco por la cresta en la misma dirección y pronto empezamos a ver algunos pinos que nos avisan de la presencia del pinar. Ahí encontramos un sendero que seguimos, en una zona que nos hace recordar, por los pinos y el tipo de suelo, al paisaje de la zona de Doñana o Matalascañas. La torre y el Hacho se ven muy cerca y tomamos un caminito más pequeño para llegar a ellos. La parte exterior de la torre está en buen estado de conservación, pero el interior está más dejado. Cuando fuimos, había un panal y muchas abejas revoloteando por el interior.

Tras un refrigerio continuamos cruzando el pinar hacia el sureste, en busca el último hito del día, el Arquillo de los Porqueros. El Pinar del Hacho es un lugar muy agradable, el típico sitio donde parece que usarán las familias para pasar un día festivo o de fin de semana. Para mi sorpresa, no había nadie en todo el pinar. Tras cruzar el pinar llegamos al Arquillo de los Porqueros, un resto de un antiguo acueducto, con un arco único. Está bastante bien conservado aunque ahora no está en funcionamiento. Junto a él hay una serie de abrigos rupestres en los que se encontraron restos de pinturas esquemáticas.

Ya solo nos restaba la vuelta a los coches, que hicimos por un camino más exterior del pinar. Pasamos por un mirador en el que se veían Antequera, el castillo a la derecha y la Peña de los Enamorados detrás.

Información sobre el Pinar del Hacho.

Esta es la ruta de la excursión.

Estas son las fotos de la excursión.

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