De la Fuenfría (con tranfulla) al Castaño Santo (9/nov/2013)

El sábado 9 de Noviembre, siguiendo el Plan acordado para el presente Curso, 14 mineros incorregibles nos aprestamos a ir al Castaño Santo del Hoyo del Bote (o de Argote) por una ruta que no conocíamos, partiendo de la Fuenfría.

Tras reunirnos previamente en el CTM y luego ya en Chez Pepe de Cuevas del Becerro, donde desayunamos según la costumbre, tomamos el camino hasta la entrada a los Quejigales, desde donde repartidos en tres coches, tomamos el carril que comparte su trazado con el arroyo de la Fuenfría. Allí, tras un yerro de carril que en seguida advertimos, seguimos motorizados ascendiendo al Puerto del Robledal, donde hicimos una parada para disfrutar del formidable paisaje: al Sur, la cabecera del Guadaiza; al Norte, las interminables asperezas meridionales de la Alcazaba y la Torrecilla, con el llano de las Cuevas del Moro en lo más bajo de la cabecera de Río Verde. Desde el Puerto del Robledal (que está 1 km después de la Fuenfría), seguimos durante 1,5 km más hasta la divisoria entre las cuencas del Guadaiza y del Verde, donde el carril da, en descenso, las llamadas Revueltas de Málaga. Estábamos a 1270 m. de altitud y muy al fondo, por encima de las rojeces del Cerro Corona y Las Golondrinas, en efecto se divisa Málaga capital.

Seguimos en los vehículos por el carril, en aceptable estado, 0,7 km más, hasta un pequeño collado, que la hoja 1:25000 del IGN llama Puerto del Algarrobo. En este punto hay un cartel que señala que siguiendo el carril que traíamos, hay 5 km al Puerto de la Refriega y que tomando el que se abre al Sur, seguiríamos la Vía Pecuaria "puerta verde de Marbella", que en realidad es el antiguo camino, suponemos que de pescaderos y contrabandistas, de Marbella a Ronda. En este collado dejamos dos vehículos, e hicimos la primera separación. Pepe, Pilar y Alberto, siguieron con el 4x4 de los primeros hasta la Refriega, para desde allí bajar caminando al Hoyo del Bote. El resto, tomamos el carril que dijimos que se abría al Sur, para intentar llegar por él al Hoyo del Bote también, cosa que lograríamos sin mayor dificultad.
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Este último carril, desciende bordeando una mole amesetada que es el Cerro del Duque, entre abundantes Pinus pinaster, muchos todavía arbustivos, aulagas y mucha jara pringosa. Bordeando dicho cerro ducal, probable evocación de las batallas medievales que hubo en la zona, y dominando la vertiente izquierda del Guadaiza, tras 2,8 km llegamos a Puerto Bermejo, buen nombre para un collado pelado y rojizo como toda la zona por su constitución peridotítica; hay una corraliza cochambrosa y una vieja furgoneta a modo de refugio que se distingue hasta en las fotos aéreas. Alli se divisa el fragoso valle del Hoyo del Bote (o de Argote) con la Sierra Real de Istán y por detrás, las acartonadas quebraduras de la Sierra Blanca de Marbella, con los Cuchillos de Canucha, el Pozuelo, el Salto del Lobo, el Lastonar y la Concha en el extremo, asomando por su derecha azul el mar.

Por debajo de nuestros pies, a más de 250 m de desnivel, veíamos sin dificultad el carril al que teníamos que bajar, que es el que va desde la costa al Puerto de la Refriega y pasa junto al Castaño Santo, siendo su acceso habitual para ciclistas, caminantes y visitantes motorizados. Tras algunas dudas, seguimos por el carril que desde Puerto Bermejo sigue hacia la costa. Cuatro temerarios, Luis, Jose, Fausto y Arturo, con el más temerario a la vanguardia, hallaron una vereda discutible (pero que aparece en la cartografía) que arrancaba unos 200 m después del Puerto y descendía claramente entre jaras pero con buena dirección. La siguieron y, tras arañarse y llevarse buena parte de la pegajosidad de las jaras pero sin perder vereda ni una sola vez, a medio descenso salieron a un fabuloso alcornocal donde la vereda ya era un camino de herradura que los dejó victoriosos en el carril a medio hectómetro del ramal del Castaño Santo. Allí bajaron y allí estaban ya los tres que dejaron el coche en la Refriega una hora antes.

Los siete restantes, que llamaremos el septeto prudente en oposición al cuarteto temerario, continuaron por el carril de Puerto Bermejo un trecho más, hasta la altura de un cortafuegos que disimula un tanto el arranque de una vereda que resultó ser clara y cómoda (hasta donde puede serlo un camino que baja sin tregua desde los mil metros hasta los setecientos y pico). Por esta vereda, entre formidables alcornoques, Ernesto, Teresa, Lola, Juan Antonio, Estrella, Esteban y Marcelo llegaron al carril algo más alejados del ramal, y se presentaron en el paraje del Hoyo del Bote, en el Castaño Santo, a tiempo de comer todos juntos en amor y compañía. E tutti contenti por haber logrado alcanzar el lugar pretendido por nuevos caminos, bellísimos por cierto.

El regreso fue con los catorce más o menos agrupados, subiendo por el carril al Puerto de la Refriega; antes de llegar, dedicamos largos minutos a la contemplación del paisaje al Sur, con el Valle del Hoyo del Bote, sus tremendos alcornoques y su masa de pinar, la Real, la Blanca y el fondo de Alborán. También bebimos de la fuente que desde hace años conocíamos y tan denodadamente ahora han puesto en valor.

Asomarse al Puerto de la Refriega desde el Sur es asombrarse al darse de bruces con las honduras de Río Verde y los despeñaderos de la Torrecilla y la Alcazaba, y en medio, el barranco del Pinsapar de la Yedra. Y pasar de la solana del Hoyo del Bote a la frescura umbría del carril que nos fue llevando de vuelta al Puerto del Algarrobo, donde estaban los dos primeros coches, que en sucesivos viajes nos fueron recogiendo a todos los excursionistas. Al regreso, paramos en el Navasillo como tantas otras veces, y si antes hubo trío de la Refriega (con perdón), cuarteto temerario y septeto prudente, ahora la división resultó cafeteros con mantecada o cerveceros con aceituna, aunque siempre hay quien oscila entrambos grupos o incluso intenta formar parte de ambos, lo que se llama el conjunto intersección.

Fue un día magnífico, un recorrido estupendo y todos quedamos enormemente complacidos por haber conseguido recorrer una zona en parte no conocida llegando a donde pretendíamos (cosa que algunos, no de los temerarios, dudaban un poco).

El Temerario de Avant garde

Estas son la fotos de la excursión.

Este es el track que grabó Marcelo de la excursión.

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